Mini ficciones

Por Gabriela Polet Jaramillo Cardenas el 29-05-2025

Aquel que llora

 

Cuando el cielo oscurece y se precipita sobre la tierra, escucho una voz que canta con el viento. La existencia se prepara en un viento que sopla contra las copas de los árboles, susurra contra los cristales, en nuestros oídos se siembra para hacerse escuchar, pero es ignorada. Enfurece y se lo lleva todo. Golpea el suelo con sus puños. Se sumerge en largos estruendos que aturde la sordera, se lanzan como águilas en caza como luces que encandilan la ceguera. Su ira retumba en mi pecho y me acerco a ella, le planto cara, siento su tristeza caer en mis mejillas, en mi cuello, escurrir por mis hombros.

—Llévame contigo— le pido, porque yo también quiero convertirme en la furia que azote la tierra, el asfalto, las casas, los autos; pero no responde.

—Llévame contigo— repito una vez más, suplico y le abro los brazos con los ojos cerrados.

—No es el momento— y sin más, cesa.

 

El cómplice

Me senté en la orilla de la cama cuando el sol todavía dormía. Recordé el sueño y miré fijo la esquina de la habitación. Allí se apareció, se dio cuerda sola y caminó tiesa hacia la luz, sus ojos de cristal me miraron con intensiones asesinas y yo le ofrecí el arma.