Por Gabriela Polet Jaramillo Cardenas el 16-05-2025
En un tarro de cristal
sepulto tus recuerdos
en algún desierto
donde se consuman.
Solo los malos mueren,
yacen sin epígrafe,
sin cruz,
ni velorio.
Los buenos los llevo
en mi bolsillo
izquierdo del corazón;
tendidos en los rayos del sol,
porque se sintieron llamaradas;
amarrados a las horas
de la mañana,
cuando despertar no
era una herida constante.
De mis ojos brotarán lágrimas
de granito,
hasta ser de tinta y papel otra vez.
Nos perdimos
entre besos jornaleros,
presencias acompañadas de nadie,
ni tú,
ni yo,
citas terminadas en rincones ovillos,
pero nos conservamos
en la salvación que un principio
nos juntó.
(Volvimos a nuestra era)
Inicios de aprender a querernos
sin amar;
verdadera tú,
verdadera yo.